jueves, 13 de diciembre de 2012

La explosión de los mangos


LA EXPLOSIÓN DE LOS MANGOS, MOHAMMED HANIF


Una serie de casualidades hizo que este libro atípico llegase hasta mis manos. La edición de Salamandra, colorida y desenfadada, unía en una misma ilustración a un militar, un montón de mangos y varios cuervos, todo ello coronado por una gran media luna. La promesa de lo absurdo, hizo que el comienzo me sorprendiese todavía más: la muerte en accidente aéreo del dictador de Pakistán, Zia-ul-Haq, en 1988. Poco había de sugerente en este suceso real ocurrido más de 20 años atrás en un país tan poco conocido.

Así me sumergí, casi con el ceño fruncido, en este libro de apariencia confusa y poco prometedor. Y a medida que pasaban las páginas, y tras avanzar unos capítulos, me di cuenta de que Mohammed Hanif estaba cogiendo carrerilla para todo lo que vendría después.

Si tuviese que describir esta novela con un solo calificativo, diría que es una historia de engaños, en la que el primer engañado es el lector. Un libro en el que nada es lo que parece, ni el soldado protagonista, ni su amigo desaparecido, ni sus superiores en el ejército. Nos movemos en la incertidumbre sobre el papel que juega la CIA en todo este asunto, y lo mismo ocurre con los sucesos que rodearon la muerte del padre del protagonista, un destacado militar. En toda esta pantomima, el único que parece ocupar su lugar es un caricaturesco Bin Laden al que, trajeado y con corbata, todos parecen ignorar, pese a su empeño por llamar la atención.

De este modo, el libro entero se convierte ante nuestros ojos. Ya no es un thriller político, sino una comedia, un esperpento. Y por debajo de la farsa, Mohammed Hanif deja entrever la cruel realidad en la que sumió a Pakistán su dictador, un hombre al que dibuja como un loco extremista y supersticioso.

Cuando llegamos al final, casi sin aliento, no sabremos cómo hemos llegado hasta allí. Sea como fuere, el camino ha merecido la pena.



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