Ser presidente de un país le cambia la vida a más de uno, pero existen
pocos (muy pocos) que prefieren mantener la vida de siempre, en una casa
sencilla, con la ropa y los amigos de toda la vida.
Es el caso
de José Mujica, ‘El Pepe’, presidente de Uruguay, quien es considerado
el mandatario más pobre del mundo. ¿Qué lo ha hecho obtener tan noble
título? Mujica percibe por ley 12.500 dólares mensuales. Sin embargo,
dona el 90% de sus ingresos a fondos de ayuda social, con lo que solo le
restan alrededor de 1.250 dólares (20 mil pesos en moneda nacional)
para sus gastos personales. “Con ese dinero me alcanza, y me tiene que
alcanzar porque hay otros uruguayos que viven con mucho menos”, dijo
alguna vez, según recuerda en un reciente perfil el diario El Mundo de
España.
Su esposa, la senadora Lucía Topolansky, también dona un porcentaje de su salario.
Mujica
y Topolansky, que son pareja desde el 2005, viven en una chacra modesta
a las afueras de Montevideo, en Rincón del Cerro, junto a la simpática
Manuela, una perrita sin pedigree y un poco coja. Fuera de la chacra, el
único patrimonio que ha declarado es un viejo Volkswagen color celeste
(un ‘escarabajo’), valorizado en 1.945 dólares.
“Yo no soy pobre, pobres son los
que creen que yo soy pobre.
Tengo pocas cosas, es cierto, las mínimas, pero solo para poder ser rico.
Quiero tener tiempo para dedicarlo a las cosas que me motivan. Y si tuviera muchas cosas tendría que ocuparme de atenderlas y no podría hacer lo que realmente me gusta.
Esa es la verdadera libertad, la austeridad, el consumir poco.
La casa pequeña, para poder dedicar el tiempo a lo que verdaderamente disfruto. Si no, tendría que tener una empleada y ya tendría una interventora dentro de la casa. Y si tengo muchas cosas me tengo que dedicar a cuidarlas para que no me las lleven.
No, con tres piecitas me alcanza. Les pasamos la escoba entre la vieja y yo y ya, se acabó.
Entonces sí tenemos tiempo para lo que realmente nos entusiasma.
No somos pobres”.
Tengo pocas cosas, es cierto, las mínimas, pero solo para poder ser rico.
Quiero tener tiempo para dedicarlo a las cosas que me motivan. Y si tuviera muchas cosas tendría que ocuparme de atenderlas y no podría hacer lo que realmente me gusta.
Esa es la verdadera libertad, la austeridad, el consumir poco.
La casa pequeña, para poder dedicar el tiempo a lo que verdaderamente disfruto. Si no, tendría que tener una empleada y ya tendría una interventora dentro de la casa. Y si tengo muchas cosas me tengo que dedicar a cuidarlas para que no me las lleven.
No, con tres piecitas me alcanza. Les pasamos la escoba entre la vieja y yo y ya, se acabó.
Entonces sí tenemos tiempo para lo que realmente nos entusiasma.
No somos pobres”.
1 comentario:
gran persona, gran hombre, gran presidente..todos deberiamos intentar ser o pensar un poco como él. vivir para nosotros, no para trabajar y trabajaar y endeudarnos mas y mas..
despertemos de esta esclavitud consumista!
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